18 mayo, 2006

La pasión del ser Humano



“La pasión de Cristo”, de Mel Gibson, generó gran polémica en diversos medios de comunicación tanto en radio, prensa y televisión. Cada vez que le preguntamos a “nuestro prójimo” si ha presenciado el filme, algunos hacen referencia con gran repudio a las imágenes de prolongados azotes propiciados al hijo de Dios.

Y es que es de esperarse que una imagen tan piadosa que nos han mostrado películas anteriores como “Jesús de Nazareth”, de Franco Zefirelli (1977), o “El mártir del Calvario” de Enrique Rambal, hace más de 50 años, provoque en el espectador una sensación de rechazo, frente a la versión cruda e impactante del actor y director australiano.

Mel Gibson, utilizó su experiencia en el cine “hollywudense”, para enseñar una imagen desgarradora, complementado por algunos efectos especiales para contar una historia que ha trascendido durante más de dos mil años en el inconsciente de los seres humanos, La Pasión de Cristo.

Muchas de las personas que asistieron a las salas de cine a mirar esta cinta, (y que ahora tendrán la oportunidad de verla por cable en esta Semana Santa), dicen haber soltado una que otra lágrima en las escenas más conmovedoras.

Sin embargo, ¿nos es más cruda la realidad del contexto que nos rodea?, ¿acaso no es más cruel la imagen en primera plana que aparecen en los diarios amarillistas de personas anónimas que torturan y asesinan en nuestro país diariamente? De igual manera ¿no ocurre lo mismo con las imágenes que muestran los noticieros de hileras de campesinos asesinados por parte de la guerrilla, los paramilitares o el narcotráfico, que generan unos desplazados en las ciudades de nuestro país?. Y lo peor es que pocas veces escuchamos que estos mensajes que surgen de la cotidianidad hayan provocado una lágrima, excepto al afectado directo.

No es un secreto que Gibson quería apuntarle a un éxito comercial con esta película, invirtiendo 25 millones de dólares de su bolsillo, para lo cual ya se han recaudado 400 o más. Pero a parte de ese interés económico esta obra nos lleva a una reflexión, Clint Eastwood, el también exitoso actor y director quien nos sorprendió con su majestuosa película “Río Místico”, dijo en alguna ocasión: “El hombre es un animal violento y no veo nada de malo en mostrarlo tal como es”. Al parecer eso tiene alguna relación con lo que nos muestra una cámara lenta de unos romanos expresando ese placer en sus rostros salpicados de sangre flagelando a un ser inerme que soporta la humillación y el escarnio público de una población insaciable de violencia y maldad.

¿Será que así somos los seres humanos?

Ahora me atrevo a decir que creo entender el porqué los espectadores salieron de la sala de cine hace unos años con los ojos encharcados de lágrimas y no precisamente por los vejámenes proporcionados a Jesucristo, sino porque se ven reflejados en un Judas Iscariote, en un grupo de Judíos que juzgaban inocentemente a Cristo, en un Poncio Pilatos, o peor aún en uno de los romanos sedientos de sangre y violencia, sin piedad del dolor ajeno.



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