28 diciembre, 2012

ADORO

Adoro besar tus labios carnosos...
Acariciar tu  cabeza...
Para luego ubicarla en  mi regazo...
Después recitarte poemas al oído..
Para enseñarte  lo que  significa el verdadero amor.

09 diciembre, 2012

Mauricio Nieto, un escritor de Calicalabozo



Yeison Medina Medina 
djyeison33@hotmail.com

Mauricio Nieto Aguado no lo conoce nadie. Sólo, en realidad, su madre y, como decía Andrés Caicedo, “unos pocos buenos amigos”.
Mauro (porque es de mi confianza) es un periodista y escritor caleño, que antes de todas esas descripciones y amoldamientos titulocráticos es un conversador nato. Puro. Con un par de cervezas heladas, tinto bien dulce e hirviente o un plato de cualquier comida (“a todo me le mido”), Mauricio Nieto se siente en nubes echando carreta durante horas y días. Sus temas preferidos son la literatura, el cine, la comida y el cómic. De este último hobbie tiene una vasta colección de figuras, es decir, un montón de muñecos: Batman, Spiderman, Depredador, Terminator, Hulk y diversos personajes de G.I. Joe merodean por su casa.
Al hablar de este Calicalabozeño, se puede decir que cabe en una contradicción. Es un personaje como pocos y como muchos. Es ambivalente. Piensa, escribe y luego existe. Tiene risa de payaso empepado. Rostro de picazón de medusa. Se tropieza con todo lo que hay en el camino. Pasos cortos. No le gustan los políticos. Ama las tangas. Cree que Dios es perezoso. Escucha a The Police, The Cure y REM. Vive en el norte de Cali y baila Salsa en el sur. Come manjar blanco con leche y le encantan los buñuelos. Lee a Guillermo Fadanelli y lo marcó “La naranja mecánica” de Kubrick. En un día se devoró “Animal Tropical” de Pedro Juan Gutiérrez y en una noche un pato entero en un restaurante de Bogotá. Se ha emborrachado en Pichindé y escribió los guiones para el seriado radial que homenajeó en el 2011 a Rufino José Cuervo. Trota hasta la cima del Cerro de las Tres Cruces en Cali, le gusta beber con sus amigos, conquistar “hembritas” de vez en cuando y cagarse de la risa.
Para quienes se interesan por los honores, Mauricio Nieto Aguado es un lector tardío que se enamoró de la literatura cuando estudió Comunicación Social-Periodismo en la Universidad Autónoma de Occidente en Cali. Amor que lo llevó a realizar la Maestría en Escrituras Creativas en la Universidad Nacional de Bogotá, donde en dos años y medio buscó su estilo literario, que aún busca, y escribió su ópera prima Me llamo Morris, novela de tinte juvenil que retrata la vida de un ser obeso rechazado por las mujeres y que utiliza como medio de escape y reconocimiento la virtualidad.
Mauro, según sus propias palabras, las primeras novelas a las que se acercó fueron El Conde de Montecristo de Alexander Dumas y La metamorfosis de Franz Kafka. No le gusta el fútbol. Colaboró en redacción con las revistas El Clavo y Playboy. Entrevistó a Carlos Vives. Se tomó foto con Jaime Garzón. Afirma que Cali tiene lomas y que su mayor ridículo fue hacer cuentería.
Calicalabozo está conociendo, por segunda vez, Medellín e Itagüí. Aprovechando que estuvo en dos tertulias literarias donde presentó por primera vez a un público de carne su novela virtual (por el momento, pues desea llevarla al papel) Me llamo Morris, decido preguntarle:
– Mauro, ¿qué decís si te hago una entrevista? ¿Por lo de la novela? ¿Para el periódico de la UdeA? ¿Yo qué sé? –le pregunto en las sillas de la parte de atrás de un bus de San Pío, durante el viaje Itagüí-Medellín.
– De una, papá. Ni más faltaba…

Mauricio y Morris

Mauro, ¿quién es Mauricio?
Es una pregunta que me hago a diario y que todavía no encuentro respuesta.

Mauro, y ¿quién es Morris?
Morris es un ser acomplejado con su gordura que se come el cuento de las relaciones por internet.

¿Cuánto tiene de autobiográfico “Me llamo Morris”?
Supongo que también he sido igual de ingenuo que Morris y caí en ese mismo juego. A lo mejor tendré mi complejo.

¿Qué cita o frase ha influenciado más en el pensamiento de Mauricio?
Aquella que dice que en el “Carelibro” (Facebook): “Caras vemos… libros no sabemos”.

¿Con qué escritor te gustaría encontrarte en el camino y emborracharte hasta más no poder en Pichindé?
Con Guillermo Fadanelli. Sé que es un teso para el chupe; a lo mejor no le aguante el ritmo y termine voltiao, pero no importa.

Pregunta de…

Disc jockey: ¿Salsa o Rock?
A mí la Salsa me aburre escucharla. Me encanta es bailarla. Mientras que el Rock sí me gusta sentarme y tomarme unas polas y hablar mierda.

Reina: ¿Qué te llevás de Medellín para Cali?
Me llevo buenos amigos. ¿Pa’ qué más?

Virreina: ¿Qué te traerías de Cali para Medellín?
Un buen Champús con Pandebono, oís. (Más clichesudo que eso, no existe).

Cervecero: ¿Pilsen o Póker?
Me sueño haciendo un trío con las dos.
Cura: ¿Tu pecado?
La gula.

Juez: ¿Tu vicio?
Comer. Pero como dice el dicho: “Barriga llena… cagada segura”.

Periodista cultural: ¿Cuando escribas la próxima novela, de qué tratará?
Esa es otra de las preguntas que me hago a cada rato. Un día pienso que sería interesante escribir una secuela de Morris, pero al rato me avasalla otra idea y así me la paso. Como voy, probablemente, no vuelva a escribir más novelas.

Hincha: Yo sé que a vos no te gusta el fútbol, por ello quiero saber: ¿qué pensás acerca de frases intelectualoides como “Brútbol” o “el opio del pueblo”?
Que a veces las utilizo. Aun sabiendo que son lugares comunes.
¡Qué buen opio es el fútbol, Mauro!

Cielos e infiernos

Mauro, ¿qué odiás?
Odio que las mujeres que me gustan no me paren bolas.

¿Qué es peor, un periodista preguntón o un intelectual hablador?
Lo peor son ésos que se las dan de intelectuales y no hablan sino mierda.

¿Creés en el infierno? ¿Cómo es?
Una vez leí una frase de Aldous Huxley que decía: “¿Cómo sabéis si la Tierra no es el infierno de otro planeta?”

… ¿y en Dios y el cielo? ¿Cómo es Dios?
De pronto es igual de perezoso a mí. Debe ser por eso que se demoran tanto mis peticiones.

Si te vas para otro infierno, qué sería peor: ¿Que Satanás fuera un diablo, un sacerdote, un político, un abogado, un periodista o un policía?
Un periodista. Me daría vergüenza saber que “uno nunca sabe pa’ quién trabaja”.

Has estado en Cali, Bogotá y Medellín, ¿qué pensás de los eslóganes clichesudos que se encuentran en el umbral de esos avernos: “La Sucursal del Cielo”, “La Atenas Suramericana” y “La Eterna Primavera”?
… Que nada… que todo es una mierda para vender… que todas las ciudades son malolientes.

¿Creés que “Cali es Cali y lo demás es loma”?
Amo a Cali, pero esas frases dejémoselas a los publicistas.

Epitafio

Calicalabozo, quiénes y qué son para vos:
- Armando Romero…
De Armando Romero no he leído nada. Sólo sé que es un huevón que se obsesiona por escribir en cuadernos; claro que yo fui todavía más huevón que me puse a seguir esa técnica y me aburrí.

- Jotamario Arbeláez…
De Jota leo sus columnas en El País de Cali, que por cierto me parecen divertidas.

- Elmo Valencia…
De Elmo Valencia no sé nada y discúlpeme por la ignorancia.

- Andrés Caicedo…
Que es un fantasma que sus amigos quieren mantener vivo.

- Luis Ospina…
Que es consecuente con su amor por el cine.

- Carlos Mayolo…
Que se desperdició en las drogas.

- Caliwood…
Del Caliwood sé, que al parecer, quiere renacer con un nuevo semillero de realizadores jóvenes, entre los que se encuentran Óscar “Papeto” Ruiz, Alexánder Giraldo y Wílliam Vega.

¿”Unos pocos buenos amigos” o “un millón de amigos” que te regalen de a mil pesos?
¿Podría subirle a la tarifa?

Calicalabozo, en un cumpleaños qué preferís que te regalen: ¿“Animal Tropical” de Pedro Juan Gutiérrez, “La naranja mecánica” de Kubrick o las figuras de “Spawm” y “El Guasón”?
Sin pensarlo dos veces: las figuras.

Morris muere, ¿de qué se arrepiente?
De no haberse comido más hembritas en su juventud.

Mauricio va a morir, ¿qué desea?
Viajar y recorrer lo que más pueda.
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Descargar la novela “Me llamo Morris” (2011)

06 diciembre, 2012

EXTRAÑO

Extraño tu presencia...
Escuchar tu risa taladrar mis tímpanos...
Tu mirada furtiva escudriñando en el vacío mi presencia...
El roce  de tus falanges con los míos...
El recorrer los suburbios de una urbe que nos sirve como testigo de un sentimiento en erupción.
Extraño tus ideas, tu lenguaje y ante todo la totalidad de tu ser.