25 septiembre, 2007

“Dicen que uno dirige las películas y ellas se hacen solas”


Él es Felipe Aljure, un hombre de cabello rizado y “ciriana” nariz, a quien se le otorgó la medalla al mérito en Artes Cinematográficas, en la celebración del XIII FESTIVAL DE ARTE DE CALI, REEVOLUCIÓN.
Reconocido director por sus películas, La Gente de la Universal y El Colombian Dream, este cineasta, oriundo de Girardot, estuvo en la ciudad ofreciendo un conversatorio en el auditorio del Centro Cultural de Cali y nos regaló una entrevista para este blog.
MANIETAG: ¿Cómo ve el cine colombiano?
Felipe Aljure:
Lo veo vigoroso, lo veo en un momento digamos de explosión de producción. Igualmente lo veo en un momento en donde creo que nos quedan un par de años, dos o tres como para seguir defendiendo lo que se logró con la ley de cine , pero también surgen unas necesidades bastantes urgentes para comenzar a hacer presencia, digamos en el escenario internacional desde el punto de vista de la posible utilidad de los inversionistas y un poco,políticas que aseguren el cine lenguaje y no sólo le den vía al cine comercial.
MANIETAG: Estuvo en una producción que fue EL COLOMBIAN DREAM. Y otra que es de gran escala comercial como lo fue El amor en los tiempos del cólera, ( recién estrenada en el país). ¿Cómo fue trabajar en esos dos proyectos?.
F.A:
Desde mi punto de vista obviamente uno le entrega lo que se requiere y digamos el nivel de pasión que debe tener uno para todos los trabajos. Sin embargo uno se da cuenta que tanto el Colombian Dream como el amor en los tiempos del cólera, tienen exactamente los mismos problemas, solamente que cuando a la primera le faltaban cien mil dólares a la segunda le faltaban diez millones de dólares, pero es una estructura bastante similar desde el punto de vista de las angustias y las afugias económicas.
MANIETAG: Hubo un tiempo bastante prolongado desde la GENTE DE LA UNIVERSAL hasta EL COLOMBINA DREAM. ¿A qué se debió eso?
F.A: Pues como primera medida uno queda con una muenda financiera colosal y segundo, me dediqué a la gestión cultural, desde la dirección de cinematografía y desde la acción comunal en proyectos pedagógicos. El trabajo en sí consistía en establecer esquemas que plantearan la producción de cine pensando en los descalabros económicos. Pensé en que si salimos maltratados de la Gente de la Universal, que además fue un éxito, entonces dije , ¿cómo será para las que no lo son?.. Por supuesto, el nuestro fue un éxito independiente y eso tiene su costo. No es lo mismo fracasar o tener éxito cuando todo el riesgo es de uno y eso hace que tanto la Gente de la Universal como el Colombian Dream sean películas absolutamente independientes. Dicen que uno dirige las películas y ellas se hacen solas.
MANIETAG: ¿Qué viene ahora para Felipe Aljure?
F.A:
Pues estoy escribiendo Colombia láctea, ya hay una primera versión y ya le contaré cuando haya algo.
Apagó su voz por unos segundos para desplazarse a una mesa donde se encontraban varios ganadores a méritos, entre los que se encontraban, el escritor paisa, Héctor Abad Faciolince y el autor vallecaucano Fernando Cruz Kronfly, quien hizo las veces de moderador.
Después de largas disertaciones por parte de los otros panelistas, le llegó el turno a Felipe de nuevo para hablar de la urgencia y la importancia del arte contemporáneo.
Inicialmente hizo una introducción acerca de la importancia que tiene la mirada de los cuerpos sociales a través de la historia, tomando como herramienta principal su tecnología.
Planteó desde como el arte rupestre representaba el entorno de la humanidad a través de las imágenes descubiertas en las cuevas de Altamira, utilizando como tecnología pigmentos animales o vegetales sobre roca, herramienta fundamental para desarrollar su manera de expresión.

Posteriormente expresó que en tiempos contemporáneos las necesidades que tiene un pueblo social para representarse son mucho más profundas, más ricas, más complejas, pero a la vez más confusas.
Su preocupación es que países como el nuestro se han acostumbrado a ser un aparato digestivo, a ser consumistas de ideas, de tecnología, pero el objetivo es no conformarnos con ser consumidores sino transformarlos en formas de expresión propia y lograr es fusión entre arte y tecnología.
Hoy en día desde la música se puede observar, desde el cine se puede observar desde cualquier forma se puede observar y podemos incorporar o hacer nuevas formas de representación, pero lo único que está pasando es que estamos poniendo al servicio de la representación del cuerpo social colombiano al que pertenecemos y una tecnología que nos permite representarnos y vernos y reflexionarnos de otra manera.

23 septiembre, 2007

“ESCRIBIR POR GANAR UN CONCURSO, NO ES LA VERDADERA LITERATURA PARA MÍ”


Eran eso de las diez de la mañana. El sol arropaba con fuerza a una ciudad que recoge por estos días un sinnúmero de artistas, que se dan cita desde diferentes latitudes para apostarle al XIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE ARTE de Cali, denominado este año como,“ REEVOLUCIÓN”.
El encuentro se dio un viernes en la Casa PROARTES, más exactamente en la carrera 4 No 6 -59, en una zona céntrica de “La Sultana del Valle”. Allí lo observé, sentado, respondiendo a un arsenal de preguntas que le disparaban un grupo de periodistas de algunos medios locales.
Yo esperé mi turno, hasta que pude hablar con él. Su cabeza rapada, sus ojos verdes y su frondoso bigote, le daban un aspecto de estrella de rock. Él, de un soplo de vida, pasó del anonimato a la popularidad en Latinoamérica, al convertirse en el privilegiado ganador de un premio literario instituido por el Grupo Editorial Norma y Proartes, conocido como La otra orilla.
El premio se concede al escritor de una novela inédita de habla hispana y se publicará su obra bajo el sello La otra orilla en España y América Latina, además de recibir 30.000 dólares como un anticipo de derechos. Este año la convocatoria recibió un total de 230 manuscritos provenientes de países como Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Guatemala, México, Panamá, Puerto Rico y Venezuela.
El jurado fue conformado por tres destacados autores, uno de ellos colombiano, Santiago Gamboa, quien estudió Literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá y es reconocido por obras como: Páginas de Vuelta (1995), Perder es cuestión de método ( 1997); Vida de un hombre llamado Esteban (2000); Los impostores y el Síndrome de Ulises ( 2005). Nuriat Amat, quien nació en Barcelona y es doctora en ciencias de la información, licenciada en Filosofía y Letras. Autora de libros de relato, ensayos y novela. Entre los más destacados se encuentran Pan de boda ( 1979), Todos somos Kafka ( 1983) y Reina de América ( 2002) y César Aira quien nació en Coronel Pringles en 1949 y que vive en Buenos Aires desde 1967. Es traductor, novelista, dramaturgo y ensayista. Su novela Cómo me hice monja, publicada en España en 1998, fue elegida una de los diez mejores libros publicados en aquel país. Entre sus últimas obras publicadas se encuentran Fragmentos de un diario en los Alpes, Diario de la hepatitis, Yo era una chica moderna y Yo era una niña de siete años.
El jurado, de manera unánime, ha otorgado el Premio de Novela La otra orilla 2007 al escritor argentino Ariel Magnus por su novela un chino en bicicleta.
Ariel Magnus, es un escritor y periodista que nació en Buenos Aires en 1975 que a pesar de su 32 años ya ha publicado dos libros con anterioridad, uno la novela Sandra ( 2005) y el otro un texto en formato de crónica conocido como La abuela ( 2006). Igualmente ha vivido en países como Alemania, primero en la ciudad de Heidelberg y posteriormente en Berlín. Allí estudió literatura española y filosofía becado por la Friedrich Ebert Stiftung. Ha escrito para diversos medios de la Argentina y Latinoamérica, entre ellos la revista SOHO y GATOPARDO y el suplemento Radar de Página /12.
Al momento de abordarlo me recibió afablemente con una sonrisa, su aspecto sosegado daban la impresión de la satisfacción de un ser por la misión cumplida. Publicar su tercera novela.
Al tocar el tema de la obra, se incorpora nuevamente en su silla y me relata como fue el proceso de construcción de "un chino en bicicleta”, revelando que la novela se inició en realidad como un posible libro de crónicas sobre chinos en Argentina y que una de las historias que quería contar era precisamente la de un chino, el cual apresaron por haber incendiado once mueblerías, idea que presentó a un par de editoriales, las cuales rechazaron el proyecto, por tal razón, decidió convertirlo en una obra de ficción. El relato que hace parte de la invención del autor inicia precisamente en el momento en que termina la realidad mediática como él la denomina. A Li, lo acusan por portación de armas y lo sentencian a varios años de prisión y desde ahí empieza la ficción, cuando él secuestra a uno de los testigos para sumergirse en el barrio chino argentino, con el objetivo de probar su inocencia.

Al hablar de sus influencias literarias declara que la lista es inmensa y a veces desiste de lanzar nombres por el temor al olvido. Sin embargo recuerda que desde muy pequeño le fascinó Cortázar, luego vino Borges, hasta encontrar una hilera de escritores interminable, de los cuales espera seguir hallando nuevas plumas que lo sorprendan, a lo cual culmina el tema con una de sus frases “eso me parece lo bonito de este oficio”.
El tiempo transcurría y mi cara sudaba a borbotones, era irónico, él, el extranjero, se acoplaba plácidamente al trópico, mientras yo, un caleño raizal, no resistía las altas temperaturas de una tierra que me había cogido en su regazo desde temprana edad. A pesar de todo, su rostro nunca se desfiguró, y continuó conversando…
Al referirse a la influencia colombiana sólo atinó a decir que a pesar de gustarle Cien Años de Soledad y El amor en los tiempos del cólera, los cuales leyó a los dieciocho años, nunca se enamoró de García Márquez y que después de allí no siguió leyendo su obra.
Cuando lo volví a interrogar sobre el premio, respondió de manera tajante que un buen libro es aquel que le da ganas de escribir, y que el lector debe divertirse al leerlo, de la misma manera que él lo hizo al escribirlo. Igualmente confesó que en ningún instante escribió el libro para concursar en la convocatoria, “si vas a sentarte a escribir por un premio o por dinero, creo que estás perdido, jamás te va a salir un libro que valga la pena”.

Me quedo por uno minutos mirándolo detenidamente y encuentro en él algunos rasgos que lo asemejan al periodista y escritor argentino Martín Caparrós. Al comentarle mi descubrimiento, deja asomar otra sonrisa con amago de carcajada.

“Cuando llegué a Malasia con mucho pelo, me lo tuve que ir a cortar y ¿cómo le explico al peluquero malayo lo que quería con mi pelo?, así que le dije que me lo cortara. El hombre veía todo ese rubio que le parecía como el oro, lo que lo llevó a preguntarme como cinco veces si estaba seguro. Lo que siguió fue escuchar el sonido de la máquina a la vez que miraba por el espejo como desbastaba mi cabello. Y ahora que lo decís, sí me parezco a Martín Caparrós. Sólo que él es un poco más viejo y tiene éxito con las mujeres".

A pesar de que en su adolescencia se consideró un mochilero, una de sus plazas fue la ciudad de Quito, en donde por falta de dinero se desempeñó como mesero o mozo, como lo llaman en Argentina y con el dinero ahorrado tuvo la intención de viajar a Colombia, tentado por los comentarios que le hacían acerca de la belleza de sus mujeres y otras cualidades de esa región de Suramérica. Pero al tener que regresar a su país, se desvió para Estados Unidos y posteriormente para el continente asiático, lo que nunca se imaginó fue visitarlo en estas circunstancias.

Su rostro se nota complacido. Ha culminado otra de sus misiones, la promoción de su obra ante los medios. Promete un futuro regreso a nuestras tierras. A pesar de su apretada agenda no se siente extenuado. Yo me despido raudamente. Y me quedo con la sensación de haber conocido a una promesa literaria. Ahora sólo me queda encontrarme con un nuevo invitado y la esperanza que estos eventos generen una verdadera revolución cultural.

14 septiembre, 2007

De la penúmbra al amanecer

La muerte es grande
el amor insulso
la vida un retazo de tela
que se rompe con su gélido aliento.
Crepúsculo desojando margaritas
Eternos anocheceres
impregnados de terror
augurios de penumbra
senderos de luz.

07 septiembre, 2007

Tomates verdes fritos

Tacones tocando al unísono una canción desenfrenada. Portafolios de cuero bamboleando sus insencibles visceras. Autómatas de una raza caminando por un sendero sin sentido. Miradas inertes. Cadáveres en vida rindiendo tributo a un pedazo de papel.
Anoto en mi bitácora como el sol golpea el rostro de esta especie, que supura humores aceitosos, de prendas homogéneas que se desplazan a gran velocidad entre la multitud.
Me encuentro ubicado en una zona central de una ciudad tercemundista.
He aprendido mi lección. Pido a mis superiores que me regresen a mi galaxia. Para nunca más volver.

06 septiembre, 2007

EL MURCIÉLAGO DIURNO


Esta es la historia de un murciélago que sobrevolaba a eso de las siete de la noche por las refrescantes calles de la Avenida del río. Exactamente en el museo la Tertulia. En uno de sus recorridos se encontró con un Pechiamarillo. El pájaro se detuvo por un instante sobre un árbol y llamó la atención del guardián nocturno.

- ¡ Ehy!, Sí, usted - El murciélago se acercó y escuchó con atención cada palabra de su interlocutor.

- Mire amigo, ¿Cómo hace usted para vivir en aquel mundo de tinieblas? -
- Siempre escondiéndose - .
- Pero no ve mi apariencia. Asusto - Respondió el murciélago tapándose la cara, mostrando así su debil autoestima .
-Usted amigo mío se está perdiendo de muchos placeres de la vida. - Le comentó el Pechiamarillo al pequeño volador.
- Mañana lo invito para que recorramos este mismo camino en las horas del día - Insistió la diminuta ave.
- Pero es que el calor, además los rayos del sol me molestan mis ojos - respondió preocupado el quiróptero.

Después de largos argumentos, por fin, el replandeciente espécimen pudo a persuadir a su amigo.

A la mañana siguiente se encontraron como a eso de las diez, el murciélago apareció con unas gafas estilo "la mosca Tsé -Tsé" y después de unos minutos iniciaron su recorrido.

Al terminar fue tanta la felicidad del " ratón con alas", como le decían sus enemigos en tono de burla, que lee prometió a su amigo el Pechiamararillo, que nunca volvería a la penumbra.

Desde ese instante, cuenta la leyenda que han visto a un murciélago rondando los recovecos del Museo de Arte La Tertulia, cantando al unísono con un Pechiamarillo.