17 agosto, 2012

180 SEGUNDOS DE UNA HISTORIA TREPIDANTE.


Después de asistir al ciclo de cine colombiano que promociona el Centro Colombo Americano durante esta semana,  tuve la oportunidad de apreciar la película 180 segundos,  del director caleño Alexander Giraldo. 

Zico ( Manuel Sarmiento) es el líder de una banda de asaltantes que no pierden  una. No han disparado un arma, no han dejado herido y hacen todas sus vueltas en menos de lo que canta un gallo. Entre los  integrantes están su hermana Angélica, ( Angélica Blandón) con quien sueña viajar a Europa después del último golpe. Ella es sexy, pero también sentimental, ama a su hermano como a nadie en el mundo, sin embargo al involucrarse en una relación con el nuevo integrante de la banda su vida toma un giro inesperado, el Guajaro, ( Manuel Viveros) un  negro con trenzas de temperamento  festivo y Rincón ( Alejandro Aguilar) el recomendado de René ( Alejandro Buitrago) un punketo antiguo miembro de la banda que termina "encanao" y que llama desesperadamente a Zico para que lo saque de la " guandoca". 

Todos estos personajes junto a Alzamendi, (Luis Fernando Montoya), el jefe de la unidad de alto crimen, Gigia, ( Ariel Martínez), policía de origen militar encargado de las investigaciones en la calle, entre otros hacen las delicias de esta historia con saltos en el tiempo con muchas referencias a películas  como Perros de Reserva y Tiempos Violentos, ambas de Quentin Tarantino. 

Disfruté de la trepidante narración, de la picardía del humor caleño, de los paisajes urbanos, pero sobre todo de la espectacular banda sonora conformada por canciones como  "Amor `pa mí" de Sargento García, "ole, ole , ola!!, de  Tres de corazón, o "Pa`bailar" de Superlitio, entre otras que le aportaron a la atmósfera de algunas escenas. 

Sin embargo la inclusión de los personajes del Potro ( Jesús Valencia), Palermo ( Iván Jara) y Cíclope ( Diego Ramírez Hoyos)  le quitan naturalidad a la historia. Sentí sus diálogos muy forzados al igual que sus interpretaciones. Al final se intenta sorprender al espectador con un gag que es demasiado evidente, pero de resto la historia se defiende por sí sola. 
Con esta producción se evidencia que el camino del cine caleño está nutrido por un nueva cosecha de  realizadores que están dejando el nombre de Colombia muy alto en los festivales internacionales. 

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