12 julio, 2007

Copiando a un Maestro

Los ojos azules celeste de un actor como Ed Harris ( La Roca y Las Horas), son opacados por unos lentes de contacto oscuros , pero sobre todo por una impecable interpretación de un maestro de la música clásica como lo fue Ludwig Van Beethoven.


En Copiando a Beethoveen,(Copying Beethoven), la joven de 23 años, Anna Holtz, es una aspirante a compositora con pocos medios, pero su sueño es prosperar en la música, por eso viaja a Viena en donde hace hasta lo imposible por trabajar al lado de uno de los artistas vivos más importante de la época.


En la historia se puede observar como un hombre hostil y egocéntrico, termina doblegado por la soledad transformándose en un ser en ocasiones dulce, víctima de su extrema sensibilidad. Me encantaron algunas frases que recuerdo cita el personaje como que para ser artista hay que tener mucha autoconfianza y que para crear hay que hacerlo con las entrañas y no con el cerebro.


En la caracterización de este personaje, me encuentro con un hombre entregado a su pasión por la música, y que a la vez vive afectado por su sordera, maldiciendo en muchas ocasiones al mismisimo Dios.


He visto ya varias obras sobre grandes genios y algunos coinciden en su comportamiento alimentado por el ego y la soberbia , desembocando siempre en una cruel realidad: el encuentro con la soledad.


Recuerdo la historia de Oscar Wilde, que tuvo que sufrir durante años la tarea de realizar trabajos forzados en prisión o la culminación de los días de Truman Capote en la droga y el alcohol.


Sin embargo no todas son malas noticias, observemos como imágenes representativas de nuestra cultura como García Márquez o Fernando Botero han tenido el privilegio de disfrutar sus aventajados años con el confort del dinero y la fama. Como también lo supieron hacer Pablo Picasso o el mismo Salvador Dalhí.


La moraleja de esta película es que uno tiene que entregarse de capa, vida y sombrero para cumplir los sueños y para la creatividad a veces lo importante no es pensar sino sentir. Como diría un amigo cubano: "Estoy pintando encojonadamente".


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