05 diciembre, 2006

Crónica de un evento anunciado.

El festival de rock alternativo CALIBRE 2006, era mi destino, sólo bastaba atravesar uno par de centros comerciales, abastecerme de unos zapatos cómodos para iniciar la maratón.

La mañana acosaba con su bálsamo tropical, después de recorrer varias calles, a unas pocas cuadras del lugar alcanzo a vislumbrar a un joven de larga cabellera, vestido de una camiseta amarilla y una bermuda caqui que le llega a las rodillas, cuando me acerco un poco más, identifico a Marcos, el baterista de la banda de rock “Paranoia”, que entre sus manos no empuñaba un par de baquetas sino un palo de escoba, con el que limpiaba uno de los rincones de “El parque de la Música”, sitio donde convergerían siete bandas para dar inicio al show.

Al llegar pregunté la hora a uno de los organizadores del evento, aunque yo fungía como Jefe de prensa, en ese instante mis servicios se restringían a manipular una Sony Handy cam,( que por cierto no había llegado), para tener un registro del suceso.

Había pasado ya media hora desde que llegué así que calculo eran eso de las diez y media de la mañana, en ese corto lapso de tiempo me senté detrás de la tarima a observar todo lo que conlleva realizar un concierto, la construcción de la tarima, la ubicación de las luces, la conexión del sonido, la organización de la logística, en fin.

Mientras tanto hablaba con Felipe, el hermano de uno de los integrantes de la banda IMMODIUM, quienes fueron los encargados de cerrar el espectáculo. A él le conté el percance que me ocurrió con una de las madres de la banda de Paranoia, la cual tuvo el descaro de llamarme por teléfono el día anterior para cuestionar mi labor como jefe de prensa, asunto que la verdad no le prestó mucho interés.

No se cuanto tiempo habría transcurrido, cuando llegaron los integrantes de Null, Alejandro, líder de la banda, es uno de los gestores de este tipo de contracultura, al ser el organizador del Cali Underground. Él, con su pinta y acento bogotano, estudia ingeniería de sistemas y es ante todo un amante del cine y la música. Quienes lo acompañaban era una rubia que combinaba sus ojos verdes con el mismo color en sus uñas y en el pantimedias que llevaba. Ella era Lorena y era la encargada de los sintetizadores, y un personaje como sacado de un cómic, el cual se hacía llamar “La Momia”, el cual hacía las veces de baterista acompañado de su hermano Mauricio en el bajo. Posteriormente descubrí que los mismos integrantes se cambiaban de vestuario para convertirse en “Los Jumones Galácticos”(sólo que sin Lorena), seres de gabardina con un estilo similar al de The Cure.



Sin embargo no fue sino hasta el allego de “Los Surfer Rosa”, una banda de Pop Rock de Medellín, integrados por dos hombres y una mujer, con los cuales tuve gran empatía, que me di a la tarea de preguntarles sobre el trayecto y demás aspectos del evento. Posteriormente fueron arribando los de Stereofrenia, jóvenes que asumo por su apariencia no pasaban de los veinte años, y fueron los que abrieron el espectáculo.

A medida que transcurrían las horas algunas personas se sentían atraídas por la potencia del sonido, pero cuando “Los Bombillos Peludos”, quienes venían desde Cartago y que de todos los grupos que se presentaron fueron los únicos que le inyectaron las ganas a personajes de cresta, camisetas rotas con mensajes antipolíticos y zapatos desvencijados, quienes tarareaban la mayoría de sus canciones y pedían a todo pulmón el repertorio, a lo que “Los Bombillos Peludos” le dieron gusto a su público, desencadenando todo un jolgorio representado en una danza denominada como “Pogo”.

Mientras tanto yo me apoderaba de la Handy, con la cual pude tener un registro más directo de todas las acciones que se iban desarrollando en el transcurso de la tarde.


Al arropar el crepúsculo los bateristas de las bandas Paranoia e Immodium, dieron todo de sí en la tarima logrando la aceptación de su público. Se acercaban las ocho de la noche, al culminar todo fueron agradecimientos y felicitaciones. Mientras tanto yo me despojo de la cámara y me despido de uno de los organizadores. Falta esperar que todos los obstáculos que se gestaron durante este año sirvan como experiencia para el mejoramiento del próximo.

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