09 diciembre, 2006

La cruda realidad llevada a la pantalla grande

El cine negro ha fascinado a los realizadores por su estilo dramático, sus obsesivos personajes y sus retorcidos argumentos. Este género retrataba una América cuyo lado oscuro no había sido mostrado en el cine hasta entonces, un paisaje urbano que escondía una realidad siniestra. Las convenciones del cine negro, tanto visuales como temáticas, proporcionan una nueva dimensión psicológica: El Sueño Americano tuvo una pesadilla.

La fascinación de la que hemos hablado al comienzo es probable que proceda de la llamada que el cine negro hace a la zona más imprecisa de nuestros orígenes, ésa en que coinciden actualidad y antigüedad, y se entremezclan en forma de mito y aroma legendario el prosaísmo de la civilización urbana y el residuo bárbaro e incivil de la poesía de la violencia que sobrevive bajo ella.


El cine negro alcanzó su plenitud en las dos décadas siguientes. He aquí algunos títulos sobresalientes: “ La jungla del asfalto”, de John Houston; “ Falso Culpable” de Hitchcocck; “ Atraco perfecto”, de Stanley Kubrick; y “El beso mortal”; de Robert Aldrich. Estas producciones que florecieron durante los años 40 y 50, fueron bautizadas por los críticos franceses como films negros.

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