06 septiembre, 2007

EL MURCIÉLAGO DIURNO


Esta es la historia de un murciélago que sobrevolaba a eso de las siete de la noche por las refrescantes calles de la Avenida del río. Exactamente en el museo la Tertulia. En uno de sus recorridos se encontró con un Pechiamarillo. El pájaro se detuvo por un instante sobre un árbol y llamó la atención del guardián nocturno.

- ¡ Ehy!, Sí, usted - El murciélago se acercó y escuchó con atención cada palabra de su interlocutor.

- Mire amigo, ¿Cómo hace usted para vivir en aquel mundo de tinieblas? -
- Siempre escondiéndose - .
- Pero no ve mi apariencia. Asusto - Respondió el murciélago tapándose la cara, mostrando así su debil autoestima .
-Usted amigo mío se está perdiendo de muchos placeres de la vida. - Le comentó el Pechiamarillo al pequeño volador.
- Mañana lo invito para que recorramos este mismo camino en las horas del día - Insistió la diminuta ave.
- Pero es que el calor, además los rayos del sol me molestan mis ojos - respondió preocupado el quiróptero.

Después de largos argumentos, por fin, el replandeciente espécimen pudo a persuadir a su amigo.

A la mañana siguiente se encontraron como a eso de las diez, el murciélago apareció con unas gafas estilo "la mosca Tsé -Tsé" y después de unos minutos iniciaron su recorrido.

Al terminar fue tanta la felicidad del " ratón con alas", como le decían sus enemigos en tono de burla, que lee prometió a su amigo el Pechiamararillo, que nunca volvería a la penumbra.

Desde ese instante, cuenta la leyenda que han visto a un murciélago rondando los recovecos del Museo de Arte La Tertulia, cantando al unísono con un Pechiamarillo.

No hay comentarios.: