16 enero, 2013

MARUCHO ( NOVELA EXPERIMENTAL)




Soy  Marucho, sí. Sé  que no es  un nombre  convencional, pero así aparezco en la  partida  de  bautismo. Tengo cuarenta  años  y vivo  con mi mujer  y mi hijo. Trabajo como escritor  de biografías  por encargo. Esa  idea se me ocurrió al leer la  novela "Memorias  de una Dama" del escritor peruano  Santiago  Roncagliolo. En una ocasión la mejor amiga  de  mi  esposa me comentó que quería  contar  su vida y  al enterarse de mis  pretensiones de  escritor, me  propuso que  narrara su historia . Por  aquel  entonces  mi mujer y yo  apenas  llevábamos  dos  meses de  noviazgo y mi situación   económica era  precaria. Mis ingresos se limitaban  a  un salario de  profesor en un instituto de educación superior del  gobierno. Confieso que al principio  la  idea de la  biografía no me  sedujo, pero al escuchar el monto de los honorarios me  motivé  al  instante. 

Iniciamos con  entrevistarnos por  tramos de  dos  horas. Yo le hacía la  primera  pregunta  y ella  se encargaba  del  resto. Me dediqué a registrar  sus  relatos en una grabadora  de audio  digital, de esa que usan  los  reporteros radiales, lo interesante era ver  sus picos de comportamiento. Por un instante  se  ofuscaba  al narrar la relación  con su pareja y  en cuestión de  segundos  no paraba  de llorar al recordar  la muerte  de su hermano menor.

Lo difícil fue compactar toda esa información  para  convertirla en un relato sólido  que le  interesara  a los  lectores. Fueron meses  de intenso  trabajo, de  conciliar con la cliente para  no incluir elementos que ella desaprobara, en sí me había  convertido en un mercenario de la palabra.

A mi  mujer la  conocí de  manera  particular. Ella  trabajaba en la  sección administrativa de un hospital, cerca  al instituto. Todas las  tardes nos  encontrábamos en la misma  estación  de transporte  articulado a  esperar  la  misma ruta que nos  llevara hacia el  norte. Recuerdo que siempre  la veía ensimismada  con los auriculares de su Blackberry. Ella  ni me determinaba, pero cabe aclarar que a mí me encantó desde el primer  momento en que  la  vi. Lo mío fue  amor a primera  vista. Sin  embargo mi  timidez  me  impedía abordarla. Así que el tiempo  restante  me  dediqué a  buscar  la estrategia para  que ella, la  mujer  de mis sueños, se  enterara de mi existencia.

No hay comentarios.: