Hoy en la tarde me deleité con una gran dosis de lectura. Inicié con La de La Conjura de los Necios de John Kennedy Toole y continué con La ley de la ferocidad del escritor argentino Pablo Ramos.
La única compañía fue una lámpara y una copa de vino. Las horas pasaron y el placer de tomarse el tiempo necesario para disfrutar de la historia, de la construcción de los personajes, del adentrarse en el tono del narrador en primera persona fue una experiencia renovadora y excitante.
Recomiendo a mis lectores que se tomen al menos una hora diaria para leer un libro. Les aseguro que al cabo de unos meses me lo agradecerán.
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