Escribir es un ejercicio exigente. Cada letra, frase o palabra juguetea en la cabeza del autor hasta encontrar su sendero en la hoja de papel o en el monitor de un computador. Sin embargo ese ritual difiere mucho de la mágica visita de la musa. La escritura como tal es un trabajo. Requiere de esfuerzo, disciplina y mucho rigor. No es fácil. No basta con encontrar la historia, es decir el argumento del relato, en esa aventura también hay que tener en cuenta elementos como el tono,el ritmo, la voz del narrador, la estructura y un sinnúmero de detalles que hacen que un lector se quede con lo que le estamos contando desde el inicio hasta el punto final.
De ahí que no sea gratuito sumergirse en la lectura de novelas o cuentos para tomarlos como referente a la hora de narrar. Por mi parte recomiendo leer a Guy de Maupassant, James Joyce, Samuel Becket, Chejov, Borges, Cortazar, Bioy Casares, Bolaño, Palahniuk, David Foster Wallace, en fin la lista es larga y arbitraria, pues solo puedo hablar de los autores que he leído, aunque el abanico de posibilidades cada vez es más amplio, debido a que en las librerías aparecen nuevas propuestas que me llegan por catálogo.
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