Hoy en la mañana me levanto con la noticia de la muerte de uno de mis cronistas favoritos: Ernesto Mc Causland. Infortunadamente no tuve la oportunidad de conocerlo. Sin embargo disfruté con cada una de sus crónicas cuando escribió para la revista Cambio 16.
Recuerdo que esperaba cada semana para deleitarme con el que consideraba una de las plumas magistrales del caribe, junto a otros exponentes del periodismo narrativo como lo son: Alberto Salcedo Ramos, Juan Gosaín, entre otros.
De igual manera me sorprendió la capacidad de este hombre, de casi dos metros de estatura, para desempeñar diversos roles . Fue director de cine, cronista, se enfrentó con los vericuetos de la novela, en fin era un narrador en todo el sentido de la palabra.
De él recuerdo una crónica excelente, en donde se metía en los zapatos de un bombero por veinticuatro horas. Recuerdo que la leí en la revista SOHO. Todavía la guardo como ejemplo para mis clases.
También leí hace poco una entrevista en donde me enteré que le daban el premio Simón Bolívar a la vida y obra. Y por circunstancias del destino, nos abandona a raíz de un cáncer de páncreas.
Actualmente quien se desempeñaba como editor del Heraldo de Barranquilla me deja el alma como un acordeón, a raíz de su partida, a la corta edad de los 51 años.
Paz en su tumba.
Paz en su tumba.
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