Escribo para olvidar o tal vez
para recordar. Escribo porque se ha
convertido en una necesidad, en un vicio o probablemente en una obsesión. Cada
mañana me levanto con la idea de que tengo que teclear en el computador e hilar cada letra, cada
sílaba, cada palabra, cada frase, hasta armar al menos un párrafo legible para
mis lectores.
Escribo porque en mis entrañas
subyacen vacíos, culpas, complejos y miedos que necesito exorcizar. Pero
también escribo para afrontar aquellos demonios que me susurran al oído en las
horas de sueño todas sus perversidades.
Escribo para entenderme y así comprender las reglas del mundo en que
habito. Escribo para no tomar un arma y volarme los sesos. Y ante todo escribo
porque no sé hacer nada más en la vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario