17 noviembre, 2011

ESCRIBO...


Escribo para olvidar o tal vez para recordar.  Escribo porque se ha convertido en una necesidad, en un vicio o probablemente en una obsesión. Cada mañana me levanto con la idea de que tengo que teclear  en el computador e hilar cada letra, cada sílaba, cada palabra, cada frase, hasta armar al menos un párrafo legible para mis lectores.
Escribo porque en mis entrañas subyacen vacíos, culpas, complejos y miedos que necesito exorcizar. Pero también escribo para afrontar aquellos demonios que me susurran al oído en las horas de sueño todas sus perversidades.  Escribo para entenderme y así comprender las reglas del mundo en que habito. Escribo para no tomar un arma y volarme los sesos. Y ante todo escribo porque no sé hacer nada más en la vida.

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