He estado en silencio. Las palabras han estado esquivas tras tomar la decisión de escribir una crónica acerca del suicidio.
La idea asomó a mi mente tras escuchar los casos de cuatro personas que se lanzaron de varios edificios en la ciudad en menos de quince días a comienzos de este año. La idea se la ofrecí al editor de una revista que me motivó a realizar la investigación.
Por estos días he alternado mis clases de comunicación con encuentros con mis colegas, que me han dado pistas para seguir en la investigación.
Confieso que tuve la intención de hablar con los familiares de aquellos que decidieron quitarse la vida, pero hasta el momento ha sido imposible contactarlos, o al menos que me den declaraciones.
Por el momento solo he tenido la oportunidad de entrevistar a una fuente, que por cierto me dio información muy valiosa del primer caso, mientras el resto lo he sacado de textos de alguna biblioteca o de la red.
Hasta ahora hemos llegado a un cuestionamiento con un amigo de un prestigioso medio de la ciudad: un suicida es muy valiente al tener los cojones de lanzarse desde un sépitmo o noveno piso o por el contrario es muy cobarde?
Ser o no ser... esa es la cuestión.
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