PELÍCULAS HECHAS CON LAS UÑAS
Un gran legado dejó el español Máximo Calvo Olmedo, quien decidió dejar su pueblo natal para aventurarse a buscar fortuna en América, hasta llegar a Cali. Aquel realizó la primera película de ficción no sonora en el país: La María; basada en la novela de Jorge Isaacs. Desde aquel tiempo hasta ahora ha pasado mucho trecho y ya existen un sin número de realizadores que están explorando con el lenguaje narrativo, arriesgándose con la puesta en escena y contando historias que le llegan más al espectador.
Algunas son superproducciones que están amparadas por un amplio presupuesto mientras otras tienen que luchar contra viento y marea para poder culminar su proyecto, debido a que muchas veces las ayudas del Estado no alcanzan a cubrir los gastos de una producción cinematográfica. Jorge Navas, director de la Sangre y la Lluvia comenta que aunque los premios que ofrece el Ministerio de Cultura son muy importantes, sólo sirven como una base para arrancar los procesos, ya que no alcanzan a satisfacer las necesidades económicas que necesita una película. Por tal razón Navas argumenta que los cineastas colombianos deben buscar estrategias para hacer películas más baratas, debido a que el modelo de los filmes costosos se está agotando por el hecho de no tener que esperar a que se recupere una gran cantidad de dinero en taquilla. Con este argumento coincide Oscar” Papeto” Ruiz, uno de los nuevos rostros del cine colombiano, quien incursiona con El Vuelco del Cangrejo, cinta que ya recibió el premio de ópera prima en el festival de cine de la Habana Cuba, quien opina que en Colombia hacer cine es difícil como en cualquier país del tercer mundo, por eso es mejor no pretender ser Hollywood sino acercarse a otro cine, uno más sencillo y honesto. Para eso se deben ampliar los referentes cinematográficos tanto en la estética como en la forma de producción.
Y es que muchas de las producciones cinematográficas colombianas han dejado un buen nombre en los festivales internacionales recibiendo elogios por parte de la crítica. Sin embargo el problema para muchos directores es la poca taquilla, para Luis Alfredo Sánchez, director de la película La Virgen y el Fotógrafo el cine que refleja la realidad del país no es bien recibida por el público, recibe el favorecimiento por parte de la crítica y de los festivales internacionales ya que lo que buscan la mayoría de espectadores es pasar un buen rato viendo la película.
Esa sensación de que en Colombia el cine es una labor titánica no sólo la viven los directores, también los actores coinciden con la idea de que realizar cine en este país es una labor que raya con lo quijotesco y que su mayor valor radica en el tesón de quienes sueñan por ver sus proyectos en la pantalla grande. Marlon Moreno, actor quien ha participado en películas como EL REY y Perro come perro opina que los actores de cine no pueden hablar de si son bien pagos o no porque es un mercado que en el caso de él, está tratando de abrirse camino en una cinematografía colombiana que tenga una identidad en Latinoamérica debido a que los productores de cine en este continente son México, Argentina, Brasil y de vez en cuando Uruguay. En ese mismo aspecto coincide Andrés Parra, protagonista de la película La pasión de Gabriel, al decir que en el cine “no se gana pero se goza” y complementa expresando que el cine en Colombia es un acto de pasión y eso incluye también a los actores. Los productores hacen un esfuerzo tremendo por mantener bien a su equipo, pero el cine es una empresa exageradamente costosa, así que no se gana sólo se goza. Parra argumenta que en este país un actor no puede vivir exclusivamente del séptimo arte y que en ello se parece mucho al teatro: “ Yo protagonicé La pasión de Gabriel el año pasado y es posible que sea la primera y la última, es muy difícil abrirse paso; y ni que decir de los directores, esos sí que la tienen dura, es una pena”. Concluye el actor quien fue premiado como el mejor actor iberoamericano en el festival de cine de Guadalajara.
CALIWOOD, TODO UN CALICALABOZO
A Cali se le conoce como: “La capital de la Salsa”, “La Sucursal del cielo” y a lo mejor sólo un grupo selecto lo recuerda como “CALIWOOD”. La ciudad en donde un grupo de apasionados por las cámaras, las luces y los rollos de película dejaron un registro que hoy se conoce con ese remoquete.
Nombres como: Andrés Caicedo, Carlos Mayolo, Luis Ospina, Sandro Romero, Eduardo Carvajal, entre otros, retumbaron en los oídos de una urbe que se ha caracterizado por su exploración en el campo audiovisual.
Sandro Romero Rey, quien ahora reside en Bogotá y que se desempeña como director de teatro comenta que lo que se conoce como Caliwood nació en la década del ochenta y le parece que la primera película que corresponde a ese espíritu es Pura Sangre de Luis Ospina , aunque un año antes se había realizado Tacones, El lado oscuro del nevado, Mayolo y Ospina habían hecho Agarrando Pueblo, pero lo que se conoció como CALIWOOD fueron las películas que se realizaron con el estímulo de FOCINE.Y es que según Romero este fenómeno no sólo se generó en Cali sino también en varias localidades del Valle del Cauca como: Palmira, Guacarí, Tuluá y Sevilla. Por otra parte Luis Ospina, director de Soplo de Vida y El Tigre de Papel plantea que ese fue un trabajo colectivo que inicialmente comenzó como broma ,” pues es bien sabido que como existe Bollywood en la India entonces nosotros pensamos que podría haber un Caliwood”. Sin embargo Ospina contrasta con la versión de Romero al expresar que este fue un movimiento que se creó a finales de los sesentas y principios de los setentas alrededor del cine club de Cali que lideraba Andrés Caicedo, resultado de toda la cinefilia plasmada en la revista Ojo al cine.
Pero es que según Ospina Cali siempre ha sido una ciudad que ha estado identificada con el cine, por ejemplo: En esta ciudad se hizo la primera película sonora que fue Flores del Valle, posteriormente aparece la primera película en color, La gran obsesión que fue en 1955 de Gilberto Ribón Alba. Películas como Tacones de Pascual Guerrero en el 79 u 80, Pura Sangre del 82, Carne de tu carne en el 84 y la Mansión de Araucaima en el 86 fueron sólo algunas películas de esa época de oro del cine en Cali.
LA NUEVA GENERACIÓN
Mientras para algunos el movimiento denominado CALIWOOD fue tema del pasado, para otros está renaciendo de las cenizas, cual Ave Fénix, después que nuevas caras como: Antonio Dorado con El Rey, Carlos Moreno con Perro come perro, Jorge Navas con la Sangre y la lluvia , Oscar Campo con Yo soy otro y Oscar Ruíz con El vuelco del cangrejo, (todos hacen parte de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle) las cuales han tenido un gran éxito en festivales internacionales. Según Luis Ospina, quien fue el director del reciente Festival de cine de Cali comentó que CALIWOOD es un mito como el de Drácula porque a cada rato lo han dado por muerto y vuelve y resurge.
Carlos Moreno, director de Perro come perro habla de la manera como la academia lo marcó expresando que no hay escuelas de cine, hay maestros. “El destino permitió que yo los tuviese enmarcados en universidades públicas. Ellos me invitaron a percibir mi pequeñez cinematográfica y a ver el nublado camino que aún tengo en frente. Desde ese encuadre, el mío, el cine es casi un apostolado. Aún así hay otros caminos para llegar al cine y ninguno es mejor porque el cine es de nadie... aunque también para todos.”
LA LEY DE CINE, DETOTANTE DEL MOMENTO
Inicialmente fue Focine, una entidad comercial del Estado que funcionó desde el año 68 hasta el año 91 y la cual invirtió recursos para el fortalecimiento de la industria cinematográfica. Pero es a partir del año 98 cuando se crea el Ministerio de Cultura y se crea el fondo mixto de promoción cinematográfica Proimágenes en movimiento. Claudia Triana, directora del fondo explica en qué consiste la ley de cine: “la nueva ley de cine es una ley complementaria a la ley de cultura que busca herramientas y nuevos recursos para la cinematografía nacional y es así como nace el fondo para el desarrollo cinematográfico que es un fondo que administra PROIMÁGENES EN MOVIMIENTO que en estos momentos ya ha entregado cerca de 38.0000 millones de pesos al sector. Y complementa Triana: “ y la otra herramienta importante es que el estilo unitario para las empresas privadas que no necesariamente estén relacionadas por el auge virtual pero que estén interesadas en participar en proyectos cinematográficos pueden tener una reducción del 125 % en su declaración de renta, eso ha permitido que más o menos 40.000 millones de pesos hayan sido recibidos en estos últimos años de la ley de cine para el sector que antes que no se tenía”. Y además amplia. “Entonces esta serie de herramientas articuladas, recibiendo el fijo del fondo para el desarrollo cinematográfico que crean unas ayudas no reembolsables en diferentes etapas del proceso de producción cinematográfica, después conseguir una serie de estímulos tributarios y buscar apoyo en fondos internacionales como en Ibermedia y otros más, ha sido como la estrategia más utilizada por las últimas películas que se han hecho en los últimos cinco años.”. Concluye Triana. Para Sandro Romero no se debe hablar de cine colombiano sino de películas colombianas debido a que Proimágenes está estimulando mucho el cine y lo que pasa es que el séptimo arte está pasando por una encrucijada mundial en donde se están cambiando los lenguajes y formatos, logrando la manera de encontrar una identidad en la forma de hacer cine en nuestro país en el siglo XXI.” Quien también opina de los beneficios que ofrece la ley de cine es el crítico de cine de la revista Semana, Ricardo Silva Romero: “Ahora gracias a la ley de cine que implementaron, gracias al empuje de proimágenes en movimiento y de la dirección de cinematografía del Ministerio de Cultura y gracias también al empuje de muchos directores como Aljure, de no sé Silvia Amaya, una gente muy seria, Claudia Triana en fin… gracias a eso se creó por lo menos un sistema sostenido de producción en el que la empresa privada por un buen momento sintió que era interesante participar , gracias a los estímulos y a las reducciones de impuestos que la ley permitía, eso significa que los últimos diez años del cine colombiano han sido los más activos de su historia”. En ello coincide Luis Alfredo Sánchez quien expresa : “ha tenido digamos un boom en los últimos quince o veinte años gracias a una ley de cine que favorece el financiamiento por parte del Estado a través de una fundación que se llama Proimágenes en movimiento de diferentes películas y de estímulos cinematográficos en la parte documental , en la formación, en la participación, en festivales internacionales de cine, en la escritura de guiones y obviamente en la posproducción , producción y lanzamiento de las películas de estos últimos años, se han producido muchas películas especialmente por parte de realizadores jóvenes que han trabajado en su ópera prima”.
FALENCIAS
A pesar de reconocer que el cine colombiano ha tenido un gran avance quen lo que respecta a lo técnico, una de sus deficiencias está en la construcción de guiones y de historias que planteen una fuerza en la dramaturgia. Ricardo Silva Romero amplia esta premisa: “ producciones decorosas como Bluff que buena o mala está bien hecha o Satanás , que uno puede discutirle la trama lo que quiera pero son películas bien hechas, está también Perro come perro, está los viajes del viento del año pasado, está ahora el vuelco del Cangrejo, de antes están no sé, podría hablar incluso de Soñar no cuesta nada o de una anterior de Rodrigo Triana que se llama “Como el gato y el ratón”, que son películas que ya saltan el inconveniente técnico que era común en las películas colombianas, es decir que el sonido era un desastre, que la imagen se quedó como en los años 80 con una imagen amarillenta y regular , todo eso se superó en estos años. “ Sin embargo el también escritor de la novela Autogol complementa. “pero un talón de Aquiles, con un punto débil es la carencia de una tradición en dramaturgia, que era cuando yo hablaba de Fresas salvajes de Bergman, de 400 golpes de Trauffaut, de RAM de Kurosawa, hablaba también de que aparte de una industria y de una cultura muy fuerte había una tradición narrativa”. En este punto también coincide el director Luis Alfredo Sánchez quien dice: “hay un problema ya de carácter conceptual y es que yo creo que la gran falencia del cine colombiano es los guiones, las historias, técnicamente es un cine bien hecho ahora, de una u otra manera refleja la realidad del país”. . En ello el director de cine Jorge Navas está de acuerdo con esa teoría y expone: “La gente quiere seguir viendo televisión en 35 milímetros, quiere seguir viendo chistes malos de Sábados Felices en cine y cuando uno hace una propuesta mucho más arriesgada, un poco más profunda en la psicología, en los puntos de vista en la narrativa, la gente no está acostumbrada, no lo acepta o la ven con desconfianza”. Ante estos argumentos Dago García, uno de los productores que se ha dado el gusto de sacar una película por año y que recientemente estrenó INFRAGANTI comenta acerca de su proceso: “Mis películas siempre dependen del resultado de la película anterior. Es decir que si estreno en diciembre, mas o menos hacia finales de enero se cuanta plata voy a tener para hacer la siguiente producción. Sobre este estimado presupuestal escribo el guión, siempre teniendo en cuenta que tenga completamente cubierto todo el proceso. Esto quiere decir que en mi casa primero existe el presupuesto y luego existe el proyecto. A partir de tener el guión y el dinero se siguen los pasos normales de preproducción, producción, postproducción, promoción y lanzamiento.” Sin embargo García confiesa que la ayuda del canal Caracol es fundamental para su proceso. “nosotros trabajamos con recursos propios. Como dije antes, cada película depende del comportamiento en taquilla de la anterior. Hasta el momento la única relación de inversión la hemos tenido con el Canal Caracol, pero no hemos tenido que salir a buscar recursos, por lo tanto no se cuanto pueda durar este proceso, pero también asumo que depende del tipo de proyecto y por lo tanto no se pueden establecer constantes.” Sin embargo ve como un afianzamiento el hecho de poder producir una película por año por que plantea que el cine con la práctica, como cualquier oficio se va perfeccionando.
LA ADAPTACIÓN ES CUESTIÓN DE MÉTODO
La literatura colombiana al igual que el cine está tomando mucha fuerza, por tal razón las adaptaciones de novelas de escritores de gran renombre como Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis o de algunos más jóvenes como Santiago Gamboa, Mario Mendoza o Jorge Franco se están tomando las salas de cine algunas con más aceptación que otras. Ricardo Silva Romero comenta al respecto: “por alguna extraña razón aunque se han adaptado novelas recientes como Rosario Tijeras o Perder es cuestión de método o Satanás , no ha habido un tránsito narrativo como de la literatura al cine suficientemente fuerte que se ha dado en todas las cinematografías, es decir que los escritores comienzan a participar en el cine como guionistas o los dramaturgos que escriben teatro empiezan a participar como guionistas y por alguna razón en Colombia está divorciada esa relación lo de lo literario con lo cinematográfico”. Mientras Jorge Franco de quien se han adaptado dos de sus obras expresa: “El maridaje cine y literatura es tan antiguo como el cine, pues desde su aparición ha buscado en la literatura historias para adaptar a la pantalla. Creo que el hecho de que la literatura colombiana más reciente haga uso de un principio básico literario como es el de contar historias sin ningún afán de experimentación, ha permitido que quienes buscan historias para el cine encuentren en esta nueva narrativa mucha afinidad con sus propósitos”. Y concluye hablando de sus procesos en las producciones: “Me involucré más en Paraíso Travel porque fui coguionista. En Rosario Tijeras me limité a dar opiniones sobre las diferentes opiniones del guión, pero ellos podrían tomarlas o dejarlas sin ningún compromiso.” Y complementa: “La experiencia en Paraíso Travel fue muy interesante, en primer lugar porque implicaba una forma muy diferente de trabajo, siempre había trabajado en solitario, las decisiones sobre la historia que escribía eran sólo mías y yo asumía las consecuencias. La co escritura de un guión es un trabajo en equipo, y no sólo con el otro guionista sino con el director, productores, etc”. Y aunque se plantea la hipótesis que este tipo de escritores se dedican a escribir buscando una adaptación , Franco responde a ello: “Nunca. Siempre escribo en términos estrictamente literarios. Cada propuesta de adaptación me sorprende. Incluso escribí una novela, Melodrama, con la intención de que fue muy difícil su adaptación, pero fracasé en mi intento porque ahora está a punto de ser llevada al teatro”.
EL CINE C, SI FUTURO
Al parecer el panorama para el cine colombiano es positivo debido a que se plantean distintas vertientes tanto de producción como de creación y lo más importante es que hay películas para todos los gustos. Alberto Duque, reconocido crítico de cine de varios medios del país propone que La calidad del cine no depende del apoyo oficial o privado que reciba, sino del talento, la creatividad y la audacia de los guionistas, actores, técnicos y directores. La suma de esos elementos en las circunstancias propicias producen las buenas películas, sean muchas o pocas.
Por otra parte Jorge Navas plantea su estrategia: “Si la intención es hacer un cine verdaderamente interesante si es un cine que te de un punto de vista no convencional en hacer realmente cine en hacer realmente películas el futuro es hacer cosas a muy bajo costo, yo creo que la única manera que podemos seguir insistiendo es hacer cosas muy baratas y moverlas en círculos pequeños”. Por todos los procesos que ha pasado el séptimo arte en nuestro país se puede decir que la producción cinematográfica es sana y que en Colombia hay cine para rato.
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