Confieso que por estos días me he transformado en un lector promiscuo. Mis pupilas han cabalgado por algunas entrevistas periodísticas, capítulos de la Biblia y fragmentos ejemplares de Hamlet de William Shakespeare.
Mis impulsos por encontrar una voz que me ayude a construir el proyecto de mi próxima novela revela ese aspecto neurótico y obsesivo que se nos despierta en la mayoría de escritores.
Gracias a la generosidad de la gestora cultural de una pequeña biblioteca comunal, a unas cuantas cuadras de mi casa, es que he podido bucear en diversas propuestas narrativas. Sin embargo todavía no he encontrado la que me enamore.
Intenté con URSÚA de William Ospina, pero me aburrí en los dos primeros capítulos. Después probé con Ceiba de la Memoria de Roberto Burgos Cantor y me ocurrió lo mismo que con el primero. Y así me la he pasado con varios autores entre ellos MURAKAMI, PAHMUK, entre otros.
Hoy por casualidad me encontré con una novela de un autor, que al parecer no es muy conocido, eso me llamó la atención, su nombre es Humberto Ballesteros y su novela titulada : Razones para destruir una ciudad, ganó el Premio Nacional de Novela Ciudad de Bogotá 2010.
Me interesó el lenguaje sencillo con que arranca, la propuesta de un personaje llamado Natalia que crea una ciudad que cataloga como Venecia para utilizarlo como un escape para el entorno en el que vive. Posee frases cortas pero contundentes que le imprimen fuerza al primer capítulo: " Comencemos.
A veces la forma como nació te parece evidente. Otras se te antojan difíciles de recordar. Es difícil, porque cuando Venecia comenzó todavía no sabías que existía una ciudad con ese nombre".
Prometo contarles más cuando la termine. Por ahora seguiré en mi promiscuidad literaria que me ha convertido en un polígamo.
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