Su presencia en el recinto le impregnó un aire de misticismo a la reunión. Cada uno se incorporó de su silla para estrecharle la mano al poeta Horacio Benavidez a quien todos terminamos por llamar Maestro. A este hombre de rostro enjuto, cabello lacio y mirada profunda, el Ministerio de Cultura le otorgó el Premio Nacional de Poesía por su obra " La serena hierba".
Antes de tomar asiento se disculpó por llegar tarde a la cita, la cual había olvidado. De inmediato respondió con ese hablar pausado cada una de las preguntas.
Habló de que la noche la utiliza para dormir. Por tal razón se le facilita escribir entre las cinco hasta las diez de la mañana, manifestó que de dos a cinco de la tarde no puede pensar. De igual manera confesó que venía de un mestizaje del cual heredaba su tenacidad para el trabajo, por parte de su padre, y la tranquilidad y sabiduría del indígena, por parte de su madre. De ahí supongo deviene esa parsimonia al hablar y esa capacidad para rumiar en su cabeza cada palabra que esboza en sus labios, es como si tipiara cada expresión en su cerebro.
Me encantó escucharle que nunca le trasnochó la idea de trabajar en horario de oficina y perseguir el sueño capitalista. Por cierto siempre tuvo claro que necesitaba una labor que le permitiera tener tiempo: para leer, caminar, escribir y contemplar el paisaje.
Reveló su compromiso al trabajar en la investigación de un tema, declaró que para escribir sobre los animales estuvo años observando a estos seres.
Después de contestar nuestras preguntas, se despidió arguyendo un compromiso familiar.
Al final descubrí más que al poeta premiado a un ser humano inquieto y que tiene cuerda para rato.
Me encantó escucharle que nunca le trasnochó la idea de trabajar en horario de oficina y perseguir el sueño capitalista. Por cierto siempre tuvo claro que necesitaba una labor que le permitiera tener tiempo: para leer, caminar, escribir y contemplar el paisaje.
Reveló su compromiso al trabajar en la investigación de un tema, declaró que para escribir sobre los animales estuvo años observando a estos seres.
Después de contestar nuestras preguntas, se despidió arguyendo un compromiso familiar.
Al final descubrí más que al poeta premiado a un ser humano inquieto y que tiene cuerda para rato.
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