Oí ve , conseguir trabajo, chamba, camello, laburo o como
quieran llamarlo, está tan difícil en
Cali, que ni siquiera llaman para una entrevista, es que ni siquiera
para preguntar si el feo que aparece en la foto es uno.
Llevo aproximadamente un mes
repartiendo hojas de vida, recomendándole
a conocidos para conseguir un empleo como redactor , profesor de escritura para medios
de comunicación, editor, periodista, guionista , profesor de español y
literatura en algún colegio, promotor de lectura en alguna biblioteca y debido
a que esas vacantes al parecer no les interesa que haya trabajado en el
Ministerio de Cultura en Bogotá ni en la revista Playboy, opté por enviarla a
cargos más administrativos o comerciales como
vendedor puerta a puerta del servicio prepago de DIRECTV, encuestador, entre otros
oficios y qué se imaginan, pues que tampoco responden.
Lo que no entiendo es de dónde
sacan esas estadísticas que indican que
en Cali ha bajado el desempleo. Y
algunos me preguntarán, como decían Los Prisioneros, que en vez de quejarme
¿por qué no me voy del país? Y no crean
lo he pensado, ya inicié a enviar hojas de vida al Perú, sí al país donde
nacieron los famosos carritos sanducheros, el humor ramplón de Risas y Salsa, que acá encontramos en Sábados Felices y el popular JD
Noticias o una comentarista de chismes de farándula que vi en la perubólica
hace unos años y de la que ya no recuerdo su nombre, pero es casi igual o peor
a lo que acá es la Negra Candela.
A quienes les cuento de mi
situación me dicen que no me desanime y hasta
algunos me han recomendado ejercicios de visualización para concatenarlo
con la ley de atracción. Mejor dicho ya sólo falta que me digan que me bañe con
agua de ruda.
En pleno treinta y uno de
diciembre pensé en esa frase que dice
año nuevo, vida nueva, ojalá compongan uno que diga Año Nuevo, trabajo fijo.
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