Hoy desperté con una idea clara en mi cabeza: leer el libro que apenas saqué ayer de la biblioteca. Apenas despunta el segundo mes de este año y ya mis rutinas literarias se acrecientan. Pensé tomarme unos meses de descanso, pero una jugada del destino me obligó a persistir con la idea de pulir mi ópera prima.
Para quienes me conocen saben que no soy tan obsesivo. Sin embargo cada vez me sorprendo al descubrir mi altos grados de obstinación cuando un ciclo no se cierra de manera óptima en mi caótica vida. Así que ahora se han unido a mi cabeza dos nuevos retos: leer de manera obsesiva y dedicar largas horas de estos tres meses a la escritura de un género que algunos conocen con el nombre de novela.
Aspiro que la decisión de cambiar de tutor aporte oxigenación a mi narrativa y que en el mes de mayo pueda estar contándoles las buenas nuevas.
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