Gracias a la generosidad de un amigo pude experimentar la oportunidad de visionar la útlima película de uno de los directores más queridos y respetados en HOLLYWOOD. Se trata de Clint Eastwood con su excelente historia titulada GRAN TORINO.
Walt Kowalski es un veterano de Korea que acaba de perder a su esposa y su soledad le ha generado un pésimo carácter. Otra de las caracterterísticas es que a pesar de su racismo le ha tocado vivir en un barrio rodeado de asiáticos y latinos, ( definitivamente al que no quiere caldo se le dan dos tasas). El conflicto dramático se inicia cuando su vecino Thao, un joven introvertido, decide internarse en el territorio del viejo gruñón para apoderarse del viejo gran torino, todo para quitarse la presión de la banda de su primo y así permitir que lo dejen en paz. Al ser descubierto por Kowalski, la relación entre estos dos personajes comienza a transformarse. Hasta desarrollarse una bonita amistad.
Esta historia, aunque simple deja mucho para enseñar. Ante todo es esa capacidad de ser amigos incondicionales hasta el último minuto de nuestra vida. Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio y amar profundamente hasta llegar al límite de dar la vida por una causa.
A Kowalski lo aquejaba la tuberculosis y ante todo esa inquietud que a todos nos ha pasado por la cabeza de entender en que consiste la vida y la muerte. Es ante todo un relato lento pero que nos sambuye en reflexiones que cuestionan a aquellos que de cierta forma hemos llevado una vida sumida en el egoísmo.
Sus hijos, una pareja de vendedores de autos nunca tenían tiempo para él y siempre optaron por internarlo en un ancianato, pero el día de reclamar sus derechos fueron los primeros en aparecer.
Muchas veces reclamamos lo que ni siquiera merecemos, por lo que nunca hemos luchado, así que la vida se encarga de entregarnos la medida de lo que la justicia divina nos regala. Disfrutemos de lo que tenemos porque ya lo han dicho los grandes GURÚS, el problema o mejor dicho el sufrimiento radica es en lo que deseamos.
Walt Kowalski es un veterano de Korea que acaba de perder a su esposa y su soledad le ha generado un pésimo carácter. Otra de las caracterterísticas es que a pesar de su racismo le ha tocado vivir en un barrio rodeado de asiáticos y latinos, ( definitivamente al que no quiere caldo se le dan dos tasas). El conflicto dramático se inicia cuando su vecino Thao, un joven introvertido, decide internarse en el territorio del viejo gruñón para apoderarse del viejo gran torino, todo para quitarse la presión de la banda de su primo y así permitir que lo dejen en paz. Al ser descubierto por Kowalski, la relación entre estos dos personajes comienza a transformarse. Hasta desarrollarse una bonita amistad.
Esta historia, aunque simple deja mucho para enseñar. Ante todo es esa capacidad de ser amigos incondicionales hasta el último minuto de nuestra vida. Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio y amar profundamente hasta llegar al límite de dar la vida por una causa.
A Kowalski lo aquejaba la tuberculosis y ante todo esa inquietud que a todos nos ha pasado por la cabeza de entender en que consiste la vida y la muerte. Es ante todo un relato lento pero que nos sambuye en reflexiones que cuestionan a aquellos que de cierta forma hemos llevado una vida sumida en el egoísmo.
Sus hijos, una pareja de vendedores de autos nunca tenían tiempo para él y siempre optaron por internarlo en un ancianato, pero el día de reclamar sus derechos fueron los primeros en aparecer.
Muchas veces reclamamos lo que ni siquiera merecemos, por lo que nunca hemos luchado, así que la vida se encarga de entregarnos la medida de lo que la justicia divina nos regala. Disfrutemos de lo que tenemos porque ya lo han dicho los grandes GURÚS, el problema o mejor dicho el sufrimiento radica es en lo que deseamos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario