El bastón le da un aspecto borgiano a nuestro Chaplin.
Eran eso de las diez de la mañana. El firmamento plomizo observaba, como un narrador omnipresente, a mi diminuta figura desplazarse por los senderos de la Plazoleta del CAM . Mi intención era cazar a un personaje para escribir una historia, cual ave de rapiña acecha su alimento. Mientras tanto contemplo los rostros adustos de los transeúntes, quienes al parecer se sumergen en sus cuentas por pagar. Identifico a una potencial fuente: un hombre de mediana estatura, sombrero hongo, zapatos gigantes y un diminuto mostacho que se mimetiza en la pintura de su cara. Me percato que dialoga con un grupo de policías de manera jovial. Espero el momento indicado para abordarlo. En ese instante aparece uno de mis estudiantes para decirme que él lo vio primero. No discuto. Dejo que él lo entreviste mientras yo funjo el rol de fotógrafo.
Eran eso de las diez de la mañana. El firmamento plomizo observaba, como un narrador omnipresente, a mi diminuta figura desplazarse por los senderos de la Plazoleta del CAM . Mi intención era cazar a un personaje para escribir una historia, cual ave de rapiña acecha su alimento. Mientras tanto contemplo los rostros adustos de los transeúntes, quienes al parecer se sumergen en sus cuentas por pagar. Identifico a una potencial fuente: un hombre de mediana estatura, sombrero hongo, zapatos gigantes y un diminuto mostacho que se mimetiza en la pintura de su cara. Me percato que dialoga con un grupo de policías de manera jovial. Espero el momento indicado para abordarlo. En ese instante aparece uno de mis estudiantes para decirme que él lo vio primero. No discuto. Dejo que él lo entreviste mientras yo funjo el rol de fotógrafo.
Su nombre de pila es Luis Gonzága y aunque su imagen distaba a la de un santo, sus guantes blancos y su traje oscuro lo hacían inmune al calor. Me llamó la atención que apenas mi estudiante apagó la grabadora, él se atrevió a darle consejos. Después le habló de la indolencia de los políticos y de su labor como imagen de varias campañas en la ciudad. Por esta época está ubicado al frente del Batallón Pichincha conscientizando a los conductores para que no mezclen el licor con el volante.
Nuestro Chaplin, a pesar de tenr prisa dialogó con nosotros con devoción. Nos prometió que su sentido de pertenencia por la ciudad se iba a ver reflejado en un proyecto a futuro. De repente un hombre en bicicleta lo saluda. Era un vendedor de aromáticas. Gonzága le pide una y le pregunta que si tiene de vuelta de un billete de veinte. El vendedor le dice que no. Se retira y le fía la bebida.
Nuestro Chaplin nos pide permiso para retirarse, porque iba a hacer una diligencia a la Alcaldía. Se despide y se retira de manera rauda no sin antes enseñarnos su dentadura desvencijada a través de una sonrisa.
Nuestro Chaplin, a pesar de tenr prisa dialogó con nosotros con devoción. Nos prometió que su sentido de pertenencia por la ciudad se iba a ver reflejado en un proyecto a futuro. De repente un hombre en bicicleta lo saluda. Era un vendedor de aromáticas. Gonzága le pide una y le pregunta que si tiene de vuelta de un billete de veinte. El vendedor le dice que no. Se retira y le fía la bebida.
Nuestro Chaplin nos pide permiso para retirarse, porque iba a hacer una diligencia a la Alcaldía. Se despide y se retira de manera rauda no sin antes enseñarnos su dentadura desvencijada a través de una sonrisa.
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