25 enero, 2011

PRIMER CAPÍTULO DE LA NOVELA.



EL SILENCIO DE LOS CAUTIVOS
Ante mi insistencia por pedir lápiz y papel, me trajeron un esfero y un cuaderno. Escribir fue una de las maneras de soportar las extensas horas de cautiverio.
Inicialmente escribí cuentos cortos. En uno de los relatos un hombre termina asesinando a su esposa por leer El curioso caso del Dr Jekyll and Mr. Hyde. En otro, un platillo volador abduce a un campesino, a quien regresan a la Tierra con la misión de entregarle un mensaje al Papa. Pero el que más disfruté escribir fue el de un fantasma que se le aparecía a los actores en el rodaje de una película y es quien narra los pormenores de la filmación. Después me dediqué a consignar cada acción que se generaba por parte de mis captores en ese asfixiante ambiente. Desde el instante en que se levantaban, sus horarios de comidas, hasta sus espacios de ocio, que por cierto eran prolongados.
Al pasar los días la rutina me molestó. Escuchar sus risas estridentes, el chocar los dados contra el vidrio y estar atado a esas putas cadenas. Al menos la comida cambió, ahora me servían una colada que constaba de harina, agua y azúcar. Ya no tenía diarrea, lo que sí es que había bajado de peso en tiempo record. Hecho que nunca logré por mi propia voluntad.

Para llevarme al baño se turnaron. En una semana uno, a la siguiente el otro. Al que le llamaban “Carelija”, era un hombre de cabello lacio y oscuro, su contextura era gruesa, su cuerpo estaba lleno de tatuajes y su rostro estaba poblado de agujeros, al parecer por un corrosivo acné en su adolescencia. Él era el que más me intimidaba. Siempre amenazaba con matarme si intentaba escapar. Por eso nunca opuse resistencia demostrando obedecer a cualquier orden que me diera.
Esa noche los dos maleantes estaban pasados de tragos. Escuché insultos de parte y parte. Hice el acostumbrado ruido con las cadenas para indicarles que necesitaba ir al baño. “Carelija” me llevó. Caminaba tambaleándose de un lado a otro. Ya dentro del baño, escuché disparos. Esperé en silencio durante unos minutos. Al salir vi los cadáveres tirados en el suelo nadando en un charco de sangre. Salí de la casa, no tenía ni la menor idea en dónde estaba, me sumergí en la espesa vegetación de un bosque tenebroso. Del cielo se desató una lluvia de sangre. Quise protegerme bajo las ramas de un árbol, un rayo cayó sobre mi cuerpo, partiéndolo en dos.
Desperté empapado en sudor. Llevaba varios días sin bañarme y ya apestaba. Desde ese instante en mi cabeza se había inyectado una sola idea: Escapar.
Para amilanar los eternos instantes del cautiverio preferí rememorar momentos de mi vida, como cuando conocí a esa chica de cuarenta centímetros de estatura, brazos rechonchos y cortos al igual que sus piernas. Yo era uno de esos que en la cabeza almacenaba un sinnúmero de  fantasías sexuales y el estar con una enana era uno de esos sueños incumplidos. Su nombre era María Victoria, más conocida en el medio universitario como “Vicky”. Me la presentó Juan, un compañero de clase quien estaba interesado en Melina, la mejor amiga de la diminuta joven. Las dos nos llevaban tres semestres de ventaja. El encuentro se dio en una de las mesas de la cafetería de la universidad. Estábamos los cuatro conversando de aspectos frívolos, pero mi interés apuntaba en hablar sólo con ella. Así que opté por pedirle el favor que me acompañara a tomar una gaseosa, a Vicky la idea le gustó, una vez hicimos la fila para comprar, la avasallé a preguntas. Qué si aquel docente era más jodido que el otro y que cómo era la metodología de fulanito y que si sutanito hacía pruebas orales o escritas. En fin, un cuestionario que no me importaba en lo absoluto, pero que sirvió como carnada para que al menos ella estuviera interesada en hablar conmigo. En una ocasión nuestros horarios coincidieron en uno de esos huecos que teníamos entre clase y clase. Optamos por volarnos para la Universidad del Valle. Allá armamos unos porros y nos acostamos en el césped. Vi como la enana se convertía de un momento a otro en una gigante y de repente retomaba su estado natural. Entre la traba  sentí como una mano abollonada había desabrochado el ingreso a mi zona púbica, ese tacto sudoroso oteó mi miembro erecto. Fue sólo que lo acariciara un poco para que un líquido viscoso mojara las falanges de la joven. El fin de semana siguiente  Vicky fue mi invitada de honor para un paseo en una finca a las afueras de la ciudad. Fue un sábado en la tarde cuando arribamos a una casa campestre acompañados de un modesto mercado, que nos duró hasta nuestra hora de regreso a la urbe. Esa noche jugamos cartas en una pequeña mesa ubicada en un pasillo. Para protegernos del frío nos pusimos chaquetas, guantes y gorros. Sin embargo fue el aguardiente lo que me mantuvo en pie hasta la hora de ir a dormir. Sólo fue  incorporarme de la silla, para llegar al cuarto que nos tenían preparado, y sentí que la cabeza me dio vueltas, al ver la cama me tiré en ella y quedé profundo. A la mañana siguiente me levanté  indispuesto por el dolor de  cabeza y las náuseas que me ocasionó la exagerada ingesta de licor. En el trayecto de regreso a la ciudad tuve que doparme para poder aguantar  el recorrido. Los somníferos no sólo generaron que el malestar por los tragos de la noche anterior desaparecieran, sino  también los sonidos de las palabras de mi compañero quien no me volvió a hablar.
Otro de los recuerdos fue en mi época de la adolescencia en Cali. Nunca olvido la empatía que sentí con ese ser de ruana, termo de tinto para espantar el sueño,  bicicleta y machete al cinto. Su nombre: Serafín, un hombre de baja estatura, cabello liso, color cobrizo en la piel y una chispa que caracterizaba su malicia indígena. Con él compartí mi gusto por contar y escuchar historias. Mientras yo le narraba las películas que veía en el cine, él me correspondía con sus anécdotas de espanto. Una noche me contó que en una madrugada que se encontraba de turno escuchó una voz aguda lamentarse a lo lejos. Insistió que se trataba de la mismísima Llorona, de quien le había hablado su abuelo cuando Serafín era apenas un niño. También me contó que en una ocasión se quedó dormido sentado en una pequeña butaca y sintió que le lanzaron varias piedras a su gorro de vigilante. Despertó y al no ver a nadie siguió durmiendo. Sólo fue cuestión de minutos y el ataque con las piedras se intensificó. Serafín se incorporó de la silla y desenvainó su machete de manera desafiante. De repente escuchó una risilla burlona proveniente de la copa de un árbol. Encendió la linterna y señaló hacia donde escuchaba el ruido. Se sorprendió al ver un ser de pequeñas proporciones, que ocultaba su rostro debajo de un inmenso sombrero. Me confesó que durante esa semana, no pudo conciliar el sueño. Pero nada como la historia en la que le dieron libre un jueves santo y se fue, junto con su pareja, a bailar a Juanchito. Esa noche la discoteca estaba a reventar. Serafín se había instalado en una mesa frente a la barra. Él observó como un hombre alto,  de cabello corto y traje blanco se sentó frente al barman a conversar con él. Las muchachas más atractivas se le acercaron, lo abordaron, le ofrecieron licor y luego lo sacaron a bailar. De repente aquel simpático ser se transformó en una bestia con cachos en su cabeza y sus pies se convirtieron en cascos. Un olor a azufre penetrante se propagó por todo el lugar. Muchas de las personas que estaban ahí corrieron despavoridas. Serafín me contó que prefirió quedarse en su sitio junto a su acompañante para evitar un accidente. Él vio cómo la chica con quien bailaba ése, a quien todos catalogaron como el Diablo, terminó sin vida  en plena pista con sus brazos achicharrados.

24 enero, 2011

PIENSO LUEGO ESCRIBO.

Acabo de entregar mi primera novela a la Maestría.  Se llama: " Me llamo Morris". Trabajo al que le invertí muchas horas sentado frente al computador tratando de hallar el tono de voz del narrador, la construcción de la estructura, entre otros elementos que hacen parte de la búsqueda de un escritor.

Confieso que no fue fácil. Sumar una buena cantidad de lecturas para buscar alguna influencia que me guiara para contar una historia con la que me sintiera cómodo, además de la recepción de comentarios que me obligaron hacer cambios que alteraran de cierta manera el destino de mi personaje, convirtieron mi incursión literaria en un salto a la exploración.

Dentro de poco tendré que asistir a la sustentación de mi ópera prima. Depende de cómo me vaya el próximo primero de febrero con los jurados, obtendré mi título de Master en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia.

En el próximo post les regalaré un fragmento de uno de los capítulos. Espero sus comentarios.

13 enero, 2011

ANIVERSARIO

Hace un año que conocí a mi actual pareja. Inicialmente  me hizo una invitación por Facebook, gracias a que tenía entre mis contactos a un amigo suyo, posteriormente tuvimos unas prolongadas conversaciones por el celular, hasta que un 28 de diciembre nos pudimos ver personalmente en plena  Feria de Cali.

Como muchos saben, vivo en Bogotá. Y ella trabajaba en Cali. Con el paso de los meses ella viajó reiteradas veces a la capital para encontrarse conmigo, hasta que tomó la decisión de abandonar  la Sultana del Valle y vivir juntos.

Ya llevamos meses en que hemos tenido la oportunidad de conocernos mejor. Reconozco que no soy una persona fácil de llevar. Tengo un mar de defectos. Sin embargo ella ha tenido la paciencia de aceptarme como soy.

Ahora estamos en Cali pasando unas vacaciones que están a punto de terminar. Este fin de semana regresamos a nuestro entorno y a construir un futuro para este año que inicia. Ahora después del primer año, mi proyecto es continuar alimentando una relación que me ha brindado no sólo felicidad sino también aprendizaje.

Sólo falta  decir que hay que seguir es pa' delante.

12 enero, 2011

AGRADECIMIENTOS

Todo este tiempo que he permanecido en Cali la pasé de lo mejor. Gracias a las atenciones de mi madre y de algunos amigos,  debido a que son pocos, pude disfrutar de una estancia en la ciudad que me vio nacer. Disfruté mucho conocer primos que nunca había visto,  la razón es que viven en el extranjero, visitar las amistades entrañables como Alain, un cubano que quiero como a un hermano quien tuvo el detalle de dejarnos quedar a Clau y a mí en su apartamento este fin de semana para tomarnos una botella de whisky . Igualmente a los amigos de mi pareja quienes anoche nos invitaron a comer y  a tomarnos una cerveza fría en un reconocido bar del barrio Granada. A Beto, quien tuvo la paciencia de escucharme bajo un calor sofocante. A Albertico, ese viejo sabio que siempre tiene un consejo para cada tertulia. A Mauricio Pulido quien nos atendió como reyes en su fiesta de cumpleaños.

Mejor dicho sólo me queda agradecerles a todos los que tuvieron la oportunidad de compartir, aunque fuera un instante, con nosotros en la Sultana del Valle.

08 enero, 2011

PENSAMIENTOS II

¿ Qué es la muerte?

El minutero que se inicia desde el instante en que llegamos a
 este mundo. O simplemente el derrotero que se avecina en cada alba y que se aletarga en cada crepúsculo.
 ¿ Será el cierre de un ciclo y el inicio de otro?

Sólo aquellos que están allá lo saben y algún día estaré ahí para enterarme.

07 enero, 2011

PENSAMIENTOS

¿ Qué es la felicidad?
 Un estado insondable de la vida que sólo toca a seres especiales. Estados fugaces que se diluyen en el océano del hastío. O una simple utopía utilizada para permanecer engañados en este mundo inundado de desdichas e injusticias.
 Probablemente muera sin saber la respuesta.

05 enero, 2011

RETORNO DE LABORES

Bueno, afortunadamente me pude recuperar del virus que me estropeó la celebración de la terminada y el inicio de año. Por eso ahora estoy tomando cartas en el asunto a lo que respecta a mi novela. Retomé la disciplina al escribir y ya no sólo le he dado un vuelco a la estructura de mi ópera prima, sino que además le he dado unos giros a mi protagonista.

En fin lo que viene ahora es  pulir ese proyecto para entregarlo ahora el 15 de enero. Esperemos a ver que pasa.

02 enero, 2011

NUEVO AÑO

Hola a  todos mis seguidores, si es que todavía siguen conmigo. Les cuento que he estado muy enfermo debido a un virus que está alborotado por la región del Valle del Cauca. Sus síntomas son: vómito y diarrea. Por tal razón he tenido que evitar los deliciosos platillos de fin de año  que mi madre preparó con tanto esmero. Por ahora sólo he podido ingerir sopitas y si mucho hoy me arriesgué con un sandwich de cordero.

Envidio a todos aquellos que pudieron festejare junto con los suyos, porque fue a mí, me tocó dormidito o peor aún. En el bañito sentadito.