Carlos Alfredo Suárez, está desaparecido. De vender obleas, pasó a administrar un parqueadero y ahora es el dueño de una las famosas pirámides que tiene a 11 departamentos sumidos en el caos, después que la policía tuvo que intervenir al observar imágenes apocalípticas de centenares de personas incendiando y sacando todo lo que encontrara a su paso de las instalaciones de DRFE.
La última vez que lo vieron fue el pasado viernes saliendo de su casa con sus escoltas y varias maletas. ( Al parecer repletas de billetes). Él es un joven pastuso de 28 años, que se voló con una cuantiosa suma, que dejó a más de un incauto con sus sueños frustrados( que le devolvieran intereses a un 70% ). Y todavía siguen creyendo que los de Pasto son los bobos del paseo.
Ahora todos se están hechando la culpa cuestionando la lentitud de la reacción por parte de la Fiscalía, del Ministro de Hacienda, de los Congresistas por no haber tramitado una ley y sobre todo aquellos que le apostaron a este negocio a sabiendas de los riesgos que acarreaba dicha inversión.
Lo dificil han sido las consecuencias que ha dejado ya dos muertes , la primera fue la del personero en el municipio de Buessaco en Nariño, Byron Santander quien fue atacado por deseperados ahorradores que creyeron que el funcionario intentaba escapar con parte del dinero. El último caso se registró en Santander de Quilichao, en el Cauca, cuando un hombre que invirtió el dinero el cual recojió tras haber vendido su casa, se quitó la vida al enterarse del derrumbe de la pirámide en donde depositó su capital.
Ya la Policía ha incautado del Huila 24 000 millones, se espera sacar el dinero de una caja fuerte en Risaralda que se presume debe tener más 30.0000 millones para devolverlo a los afectados.
Por ahora se cree que el dueño está en Ecuador junto a su familia, a lo mejor disfrutando a manos llenas del botín hurtado, mientras en Colombia las personas no se resignan a perder su dinero y hacen largas filas soportando las incelemencias de la lluvia o el sol, con la ilusión de recuperar lo perdido, mientras otros más resignados expresan la famosa frase: " Esa platica se perdió".
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