La mañana está soleada, como todas en estos últimos días en Cali. El reloj extiende sus brazos para indicar que cada vez estamos más cerca del viaje. El cambio, una constante en aquellos que vivimos en la incertidumbre. Hoy anocheceremos en una ciudad y mañana despertaremos en otra. Nómadas víctimas del desarraigo.
Esta tarde leeré las últimas páginas de un libro, almorzaré uno de mis platos favoritos y me despediré de uno de mis seres más queridos. De nuevo me dejaré seducir por los rituales de las letras, las extenuantes horas pegado frente a la pantalla del computador, esperando que me visite la musa, y renovaré las citas con mi tutor.
Me despido de mi tierra con la esperanza de volver. Y en cada momento que escuche un
Que todo el mundo te cante/ que todo el mundo te mime/ celoso estoy pa' que mires/ ... contagiaré a todos con mi nostalgia.